Cintas comerciales, de culto, mexicanas con anécdotas y reseñas de las mismas

“Olvídalo, Jake. Esto es Chinatown”, Barrio chino, 1974

El cine es capaz de marcar momentos imborrables en el espectador.

"Que la fuerza te acompañe", Star wars "Una nueva esperanza", 1977

Es capaz de hacernos ver las estrellas y llevarnos a una galaxia muy lejana

“¿Me estás hablando a mí?”, Taxi driver, 1976

Es capaz de emocionar, hacernos reflexionar y vibrar. .

martes, 2 de octubre de 2018

ROJO AMANECER



Escucha a María Rojo, Héctor Bonilla y Bruno Bichir hablando de esta cinta

ROJO AMANECER 
Dirige Jorge Fons
Actúan María Rojo, Demián Bichir, Héctor Bonilla, Eduardo Paolomo, Bruno Bichir, Jorge Fegán 

Narra los sucesos de la Matanza de Tlatelolco ocurrida el 2 de octubre de 1968. Edificio Chihuahua, en Tlatelolco, Ciudad de México. Son los días de mayor efervescencia del movimiento estudiantil del 68. La mañana del 2 de octubre una familia de clase media se prepara para un día normal. Al transcurrir las horas, la familia se verá atrapada en medio de la represión política más sangrienta del México moderno.
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lunes, 6 de agosto de 2018

LOS CACHORROS


LOS CACHORROS
“Préstame tu pinguita para ir al baño ¿no?”...
En medio de las risas, verbenas y juegos propios de la niñez, un hecho poco fortuito es el detonante  para que Cuéllar tenga una existencia infeliz, la cual se acrecentará en la juventud, un perro es el encargado de castrarlo, en plenas duchas de la escuela, luego de que sus amigos soltaran al can por accidente. De aquí parte “Los Cachorros”, cinta basada en la novela del escritor peruano Mario Vargas Llosa, cuya adaptación cinematográfica y dirección recayó en Jorge Fons, la cual fue estrenada un 10 de mayo de 1973 en el Cine latino.
Remontándonos un poco atrás, antes del accidente, Cuéllar, a quien después apodarán Pinguita, se distinguía por ser un buen alumno y amigo, incluso poseía poder dentro de sus amigos, tenía una buena posición económica, pero este plus  se irá diluyendo al pasar los años, cuando las hormonas y las chicas aparecen en plena edad de la punzada, ahora y en medio de una sociedad machista y feminista, en el que el tamaño sí importa, nuestro protagonista sólo experimentará un mar de inseguridad, soledad, burlas y una  segregación palpable, en el que la carencia de sentido se enfatiza más al ver que sus conocidos pueden hacer lo que él no, culminar un noviazgo o una simple aventura, hechos que empujarán a Cuéllar al vacío y los excesos.
“Un joven mutilado sexualmente, sus amigos, su ambiente, su no amor”, fue la frase que acompañó a la película para su promoción en carteleras. Un boleto para ir al cine equivalía a 25 pesos, mientras que para los estudiantes y maestros había un descuento con el que sólo pagaban 10.

Si les preguntan nomás digan que fue en la panza
Un estado violento, primitivo y de enojo con la existencia misma, debido a su castración, es la complejidad presentada en el personaje de Cuéllar alias “Pinguita”, encarnado por José Alonso, quien   representó todo un abanico de abrumo existencial  el cual desemboca en una catarsis de golpes hacia las mujeres, luego de no poder cumplirles, pero habrá una en particular que le robará el aliento y por un instante le dará significado a la existencia misma, Tere, personificada por Helena Rojo, quien obviamente lo desterrará de su vida al enterarse de su pequeño gran inconveniente. De hecho durante el rodaje de estas escenas de amor, en las que la ropa estorban, pero no tanto como para mostrar su castración tienen una historia curiosa, acerca de estas José Alonso reveló una en particular.
“Cuando empiezo a hacer el amor con el personaje que hace Helena Rojo, me estaba quitando la camisa, y no me podía quitar las mancuernillas, no hallaba la manera de sacar los brazos y eso le gustó a Jorge, quedó así, la abrazaba con la mano”, refirió.

Penectomía, corte o abrasión del pene sin intervención de los testículos...
La tarea de dar rostro a Cuéllar no fue fácil para José Alonso, en primera instancia tuvo que enfrentarse a los juicios que afirmaban que los actores provenientes de la televisión no podían hacer cine , por supuestas faltas de tablas y profesionalismo, fue así como el histrión no sólo proyectó con excelentes resultados la desolación y amargura, Pepé  también se despidió de su cabellera, debido a los excesos a los que se enfrentó su personaje durante el rodaje de la película, tales como una escena en la que conduce a exceso de velocidad en compañía de sus amigos.
“Había que raparse y todos los técnicos me veían como si fuera la estrellita de televisión que no me iba a dejar tocar el pelo. Yo dije si hay que raparse hay que raparse luego del accidente del Periférico, alguna vez lo hice yo en la vida real, pero fue después (risas). Recuerdo que todos se asombraron cuando dije va, venga”, enfatizó José Alonso. A su vez el histrión agregó un dato poco conocido sobre estas escenas  “Nada más que me debieron rapar cuando hubiéramos cubierto todas las escenas con el cabello normal, me lo cortaron antes, y dices bueno por qué en el cine gringo o europeo no pasa eso. Hay una escena en donde juego billar  con el personaje de Gabriel Retes y traigo peluca, la gente no lo sabe, pero digo no así no se hacen las cosas”, refirió. Incluso cuando la cinta fue estrenada José Alonso  se preparaba para filmar a lado de Irma Lozano, uno de sus grandes amores, el filme “El hombre desnudo”, coproducción con Canadá de la cual se contemplaban planes de hacerla en inglés y español, lo cual nos habla del realce y repunte como histrión que ya había conseguido.

Yo necesito un hombre...y tendría que salir a buscarlo
El final del filme es incapaz de dejar indiferente al espectador, ante una vida que se pinta desoladora, vacía y sin sentido, por querer y no poder. En cierta manera él sabe que se va a sentir raro y ajeno en un mundo en el que no tiene un lugar, o la sociedad jamás se lo dará, todo este cúmulo de sensaciones lo arrojan al límite y luego del desayuno, mientras su madre va un momento al baño, el joven coge una pistola y decide mitigar su dolor latente arrebatándose la vida. Dicho desenlace y el trabajo en sí mismo fue motivo de análisis para Alejandro Jodorowsky, amigo y maestro del protagonista masculino de la película.
“Alejandro Jorodoswky, vio la película y me dijo fíjate que el cincuenta  por ciento del éxito de esta película es tu actuación, el otro cincuenta es  por la dirección de Fons, pero esta cinta no va a llegar a Europa ni a Estados Unidos a las cadenas grandes, pero sí va a ser un éxito en Latinoamérica. Yo como director no hubiera suicidado al personaje, yo le hubiera dado una salida espiritual”, subrayó José Alonso. Aunque cabe destacar que el filme sí tuvo cierta resonancia en el extranjero, fue ganadora del Premio del Instituto de Cultura en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián en 1972. Mientras que Carmen Montejo ganó un reconocimiento como actriz por parte  de la Asociación de Críticos de Nueva York.

La estructura de la novela original consta de seis capítulos desarrollándose en  forma desigual a lo largo  de veinte años, hecho que no pasa con el filme, cuya narración es lineal.  Jorge Fons, realizador y guionista del filme en una entrevista para Exélsior, con fecha del 20 de febrero de 1972, dio a conocer  cuáles eran las prioridades a proyectar en la cinta basada en la novela de Vargas Llosa “Yo trato de llevar a Cuéllar a otras consecuencias. Por ejemplo, lo enfrento a una mujer, abiertamente, en lugar de abstenerlo todo el tiempo, como ocurre en la novela. En general, trato de llevar al personaje a que se destruya por amor, o por la imposibilidad de este. Meses después del estreno en México, el escritor del texto original, Mario Vargas Llosa, declaró a “El sol de México, con fecha del 23 de julio de 1973 “Lo único malo de ella es el argumento”, dijo en tono de broma, a lo que agregó “Creo que se sobrecargaron los problemas psicológicos del personaje principal”.
Por aquellos años la cartelera exhibía cintas como “Adiós a Berlín (Cabaret)”, “El padrino”, “La chica terremoto”, “El discreto encanto de la burguesía”, “Trash”, por citar algunos títulos de índole internacional. En el rubro nacional se contaban con títulos como “El impotente” o “Masajistas de señoras”, lo cual nos habla de una calidad cinematográfica que se estaba diluyendo, en la que entraron al quite “sangre nueva”, que se consolidaría después, tal es el caso de Alfonso Arau, quien después de algunas semanas de rodaje de más por fin concluía “Calzonzin inspector”, al concluir dicho trabajo el cineasta remarcó las ganas de hacer propuestas interesantes con la siguiente cita “El cine de calidad debe ser nuestra moda”.



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domingo, 29 de julio de 2018

LOS CAIFANES




LOS CAIFANES

 Foto La crónica 


El frío que de noche sientes es por andar desperdiciada...

La noche, con su respectivo manto oscuro, es la encargada de albergar infinidad de historias y de diversión, también es capaz de hermanar a cualquiera que busque hacer una que otra “jalada”, tal es el caso de Los caifanes, definidos como “aquellos que las pueden todas”, un grupo bastante peculiar, el cual  conoce a dos jóvenes de clase alta con los que pasarán una noche de juerga como pocas. Es así como los convencionalismos sociales se rompen y los ricos convivirán con los pobres.

Lo antes escrito pertenece a la cinta “Los Caifanes”, un argumento de Carlos Fuentes y Juan Ibañez, quien también fungió como director. El filme rodado con ciertas dificultades, tanto para su realización como exhibición, vio por primera vez la luz un jueves 17 de agosto de 1967 en el Cine Roble, ubicado en paseo de la Reforma e Insurgentes norte, así como en el Mariscala y Estrella; la cartelera de ese entonces incluyó otros títulos como “Casino Royale”, perteneciente a la saga Bond, así como “La soldadera”, la cual dado su éxito se exhibió no sólo en el cine Alameda también en El carrusel;  “La Atlántida” también llegaba a cartelera,  bajo un formato de 70 milímetros. Con un costo por boleto de cuatro pesos, la audiencia mexicana atestiguó por primera vez la trama del Capitán Gato, El mazacote, El estilos, El Azteca, quienes en cofradía con Paloma y el arquitecto Jaime de Landa hicieron de las suyas y lograron romper los esquemas de lo antes establecido en el cine nacional, incluso los años y los críticos la catalogan como una de las cien mejores películas mexicanas.

La visita a un cabaret de mala muerte, el Géminis, en el que Paloma (Julissa) convive con las mujeres que talonean haciéndose pasar por una de ellas, entre la curiosidad por conocerlas, es el inicio de una travesía con varias tesituras. El vestir a la Diana cazadora, con un sostén y falda, es la broma que finalmente rompe el hielo entre ambos choques culturales. El encargado de perpetrar dicho acto es El azteca (Ernesto Gómez Cruz), quien reveló cómo consiguió tal proeza.

“El cine tiene muchos trucos, entonces subo con dificultades a la Diana, pero subí con escaleras, no es tan fácil, porque no creo sea posible subirse así, hay agua, ya arriba ya está seco, pero para ese plato enorme es difícil, fue por medio escaleras y cortes. La única satisfacción que tengo es que no creo que haya subido ninguno de mis compañeros actores de mis películas y yo hasta me atrevía a darle un beso y vestirla”, acotó.

Una vez vestida la dama, ubicada en Reforma, la noche continúa con diversión ataviada con  metáforas y  reflexiones en torno a la muerte, como ocurre en el funeral en el que se aprecian a todos acostados en su respectivo sarcófago. El jolgorio avanza pero también la intensidad de las bromas, hecho que lleva a este grupo a separarse en pares, durante algunas horas en la madrugada, para después reencontrarse. Estos  son los elementos de una velada bizarra que queda asentada en los anales de la cinematografía.


México en una laguna y mi corazón echándose clavados...

Con inquietudes de dar nuevos bríos y esperanza al cine mexicano se lanzó un concurso de guiones, organizado por la sección de Técnicos y Manuales del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC), en la que el guión de Carlos Fuentes y Juan Ibañez fue el ganador bajo la revisión del jurado,  conformado por  Salvador Novo (escritor e historiador), Fernando Macotela (escritor y guionista) y Juan J. Ortega (periodista, director y productor de cine). Pese al prestigio de la pluma de Fuentes, la película no conseguía su rodaje y luego de pasearse por diferentes manos la propuesta despertó el interés de los productores Pérez Gavilán y Mauricio Walerstein, quienes consiguieron el dinero. Pese a esto, las dificultados continuaron pues algunos miembros del sindicato de cine y actores, impidieron el rodaje durante cuatro días, hasta que los realizadores acudieron a las autoridades gubernamentales, las cuales dieron el visto bueno para realizar una filmación con  locaciones en el Distrito Federal, era el mes de diciembre de 1966.

“Era una etapa donde los sindicatos del STPC no admitían a nuevos elementos y las puertas estaban cerradas para los nuevos, escritores, directores, ese pienso yo fue el problema. A final de cuentas logramos hacer la película”, recuerda Ernesto Gómez Cruz en torno a las dificultades para rodar una cinta en aquellos tiempos cinematográficos.



Hay cosas que parecen viejas pero no lo son...

Un idioma entre lo populachero y lo poético, algunas escenas que pueden ser calificadas como oníricas,  además de una cinta dividida en capítulos, cinco para ser exactos, con continuidad y sin fragmentaciones en la narrativa, además de comenzar a explotar el soundtrack con música incidental y temas como “Fuera del mundo”, título tentativo de la cinta, son algunas de las innovaciones que aportó el filme en medio de una cinematografía en la que las historias eran rosas con musicales o comedias insulsas como “Juan Pistolas” o “Acapulco a go go”, entre otras.

Durante su estreno la cinta fue bien acogida por la crítica, así queda asentado el 19 de agosto de aquel año, en la sección de crítica escrita por Núñez y Lobaton para Excélsior, en la que se refiere lo siguiente “Representa el movimiento de recreación de nuestro cine. Tanto el tema, el argumento, la dirección y fotografía (de Fernando Colín) son algo nuevo y capaz de competir con los expresados por talentos de categoría internacional”. Casi medio siglo después de su estreno las referencias a la cinta continúan, y parte de su elenco, pese a todo lo que han hecho, consideran a “Los Caifanes” como su obra cumbre, tal es el caso de Julissa, en el papel de Paloma, quien representa con este papel el liberalismo y rebeldía de la mujer en un grupo de hombres. Precisamente la actriz  manifestó el cariño y la importancia que le tiene a la cinta, así como la amistad que mantuvo con Enrique Álvarez Félix, su pareja en el filme.

“Es el máximo momento para mí a nivel artístico, obviamente a nivel emocional uno totalmente está en otra onda cuando se es tan joven. Enrique y yo los dos teníamos muchos azotes, nos daba risa, porque cuando no estábamos filmando nos contábamos nuestras penas.Él fue un gran amigo mío, fue mi compadre, padrino de mi hijo Alejandro, lo quise mucho, tenía  un gran sentido del humor, como el de su madre, increíble”, enfatizó. Durante el año de su exhibición la actriz de “Amor libre”, dio a conocer que la cinta sería mostrada en uno de los festivales más importantes del mundo “El 24 saldré a Venecia para asistir al Festival de Cine donde se presentará mi película Los Caifanes, que no concursará, será invitada. Espero conocer gente muy increíble. Carlos Fuentes será jurado”, dijo a Excélsior, con fecha del viernes 18 de agosto de 1967.

Y es que para la también cantante, Carlos Fuentes, quien también fuera su padrastro, fue una persona primordial y de gran relevancia en su carrera “Todo lo que tuve que ver con Carlos fue mágico para mí, fue muy importante, su amistad, su compañía, la gente que lo seguía a todas partes. Fue una época increíble, íbamos juntos a galerías, yo era prácticamente de los más chicos de esa generación, cuando se fue a vivir fuera se deshizo ese grupo”, remarcó.

Ernesto Gómez Cruz, quien encarna al Azteca, también le tiene una estima especial a esta cinta “Fue mi primer película, yo venía de estudiar teatro, no había hecho nada en cine y de ahí ya no me moví. Llegó de milagro la cinta, nunca me imaginé en la pantalla. Saliendo de la escuela, literalmente, salía de los habituarios, había terminado mi tiempo de tres años de colegiatura, yo quería cinco, no fue posible, me dieron el ultimatum para que dejara vacante mi lugar para otros becarios. Ahí me encuentro con Sergio Jiménez, que en paz descanse el amigo, y me dijo que venía por mí porque estaba metido en una película pero faltaba un personaje. Él me llevó con Juan Ibañez, le llevé unas fotos hechas por mí, con líquido, manchadas, y le gustaron a Juan, y creo que ese fue motivo para que me quedara en la cinta”, reveló.

La vida es la metáfora del hastío...

Un choque cultural y todo un cuestionamiento sobre la lucha de clases es lo que nos aborda la cinta de Juan Ibañez, en la que si bien ambos grupos, ricos y pobres, se unen para tener una noche de juerga los conflictos también surgen. Aunque el desparpajo y la desfachatez se manifiesta en estos mecánicos de Toluca denominados Los caifanes, también hay cierto pesar en sus existencias. En la otra cara de la moneda,los jóvenes nice se ven inmiscuidos en la despreocupación y lo superficial de las apariencias. La fusión de ambas vertientes engloba la hegemonía y poder de la case acomodada, aquellos que sí tienen un nombre y algo que perder en comparación con sus “amigos” de una noche. Pero ojo a pesar del poder adquisitivo que simbolizan jamás pusieron un centavo en esta noche de desparpajo. Lo referido queda asentado en una de las secuencias finales del filme “Es muy fácil ser bravo, cuando no se tienen nada que perder, ustedes ni nombre tienen.....mugrosos sin nombre”, refiere El arquitecto Jaime de Landa.  Acto seguido y luego de apaciguar las fricciones, el Capitán Gato “Ya vámonos joven, pero se le olvidó pagar, ¿qué ya se arrepintió de invitarnos? o se acostumbró a que nosotros siempre paguemos”.

“Los Caifanes” marcó el rumbo de nuevas formas de hacer cine en nuestro país en el que los burgueses y la clase obrera, contiene la lucha de ideas y de poder, enmarcadas por   secuencias y diálogos de antología. En aquel año la industria fílmica sólo produjo 35 filmes, los cuales fueron catalogados como insuficientes.

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lunes, 23 de julio de 2018

LA VIUDA NEGRA




LA VIUDA NEGRA




No soy un santo pero tampoco un pecador...


La religión siempre ha sido objeto de sigilo, culto, devoción y otros menesteres que son motivo de adoración, sobre todo en nuestro país, por ende a nadie le gusta que critiquen, juzguen o señalen a la misma mostrando una cara que es ineludible, aquellos que la simbolizan y representan también son humanos, lo que los lleva a cometer pecados, aún más escabroso es  cuando estos los llevan al placer de la carne y la lascivia.

Arturo Ripstein es el comandante de la cinta  “La viuda negra”, basada en la obra “Debiera haber obispas” de Rafael Solana, puesta que se montó en 1974 bajo la dirección de Carlos Bracho en el teatro Tepeyac, ahora rebautizado como Carmen Montejo. Un dato poco conocido es que el cineasta cogió la silla de realizador después de que un contemporáneo suyo reincidiera dicho puesto “Me la ofrecieron a mí porque el director que la iba a hacer, originalmente era Felipe Cazals, renunció a hacerla unos días antes de empezar el rodaje, yo la agarré ya armada”, refirió Arturo Ripstein.

“La viuda negra” rompió esquemas y tabúes de lo antes estipulado al mostrar una historia en la que con un nombre que evoca a un evangelio hallamos a Matea Gutiérrez, interpretada por Isela Vega,  caracterizada por ser una mujer oprimida desde niña por la iglesia católica, a lo que siempre había un dejo de rebeldía pero también una cierta devoción. Con el pasar de los años Matea, siempre  vestida con indumentarias negras, es enviada como ama de llaves a la parroquia del padre Feliciano, encarnado por Mario Almada, en la que el equilibrio y los secretos de confesión quedan resguardados por dicho sacerdote. Todo indica que hay paz y armonía, pero  una calumnia generará una convivencia, casi obligada, por parte de ambos individuos detonando un idilio prohibido, por los famosos votos de castidad del clérigo, los cuales serán rotos y despertará al hombre con ímpetus de concupiscencia que habita en el sacerdote, descongestionando así el apetito sexual.

Tal vez por locura, culpa o remordimiento, quizá por  justicia divina, la muerte le llega al padre Feliciano, pero antes de su deceso revela a Matea los pecados de todo el pueblo, lo que le dará a ésta un poder inconmensurable, deseado por más de un habitante del poblado, en el que la protagonista y como metáfora termina comiéndose al macho y se auto nombra juez, una especie de sacerdotisa. El tema fue transgresor para su época, 1977, por lo que la censura se hizo manifiesta y tuvo que pasar un sexenio, con el correspondiente cambio de poder y funcionarios, para que la cinta viese la luz en cartelera.



Ciegos ¿qué no ven que tengo el poder de Dios?...

En boca de Ripstein e Isela la cinta es “transgresora”, por la violación al secreto de castidad, el machismo, la gazmoñería, la doble moral, entre otras aristas. Hoy en día la cinta sigue siendo polémica, fungiendo como un antecedente de lo que sería “El crimen del padre Amaro”, y es que además de la religión se manejaban los acostumbrados desnudos a los que Isela Vega se sometía en cada filmación, a niveles casi ginecológicos, situación que escandalizó al espectador al ser mezclado con símbolos propios del catolicismo. Con respecto a dichos eventos que convulsionaron a la opinión pública y las autoridades, la actriz expone su postura ante la religión y el desnudo.

“Todavía México era una sociedad espantada, ya no es tanto, era muy...es todavía, somos una colonia de los españoles, somos esclavos de la religión, ustedes porque yo no. Como todo está prohibido, los pecados de la carne, es de una moral alpargatera le digo yo. Los españoles siempre han sido muy espantados del sexo, los cristianos, los católicos, los religiosos, esa es su característica que se espantan del sexo. Yo no sé si piensan que salieron de la divina providencia, o de dónde salieron, por debajo de las piedras, no se conciben como se concibieron”, subrayó.
Por si lo anterior no bastara, la sonorense afirma que el desnudo es algo natural en el ser humano y a través de éste hay que hacer reaccionar al espectador “ Yo no le tengo miedo a la piel, ni a la carne, no le tengo miedo a nada. Lo veía como algo natural, ¿pues que tú no te bañas y te encueras todos los días?, así es, no hay más, no hay de otra. Vemos a todos los animales como normal, vemos dos perros montados y es normal, lo que nos espanta es todo lo nuestro, hay gente que pisa la caca y si es de perro no le importa, pero si es de humana se escandaliza, porque nos tenemos miedo o desprecio, por eso he sido irreverente, transgresora, liberal, protestona. Me parece que sólo jaloneando a la gente, decía Moliére que a la gente había que hacerla reír en el teatro y ya que tuviera la boca abierta meterles la razón, hay que sacudirlos para ver si les entra un poco de razón.  Mi rebeldía ha sido mucho por eso”, enfatizó y queda asentado en una de las escenas más transgresoras del filme, aquella en la que Matea congrega al pueblo tocando las campanas de la iglesia como Dios la trajo al mundo. Sin embargo y aunque parezca raro Isela sintió nervios al hacer la primer escena desnuda, así lo reveló Arturo Ripstein, además de confesar el haber disfrutado el trabajar con Isela “trabajar con Isela fue siempre muy grato, es muy divertida, muy simpática. Se puso nerviosa cuando se tuvo que encuerar con la primera vez, se puso nerviosa, me pareció rarísimo porque era una costumbre que ella tenía en las películas” dijo.

Dios me ha elegido su juez...
La hipocresía y la doble moral tanto de la iglesia como de los feligreses es un tema a subrayar en el filme de Ripstein. Por un lado, apreciamos que el padre Feliciano tiene ciertos tintes misóginos, además de cuestionar la función de los sacerdotes en la sociedad, pues los tacha de ser el eslabón más inútil de la humanidad. Asimismo no es el único con una formación religiosa capaz de experimentar los deseos carnales y caer, los clérigos jóvenes son aún más propensos a ello, como queda sentado en la escena del nuevo cura, interpretado por René Casados, quien al ver a Matea con una silueta de ensueño, que ni mandada a hacer por la divina providencia, se quiere dejar llevar por  la tentación.
Mención aparte merece cada miembro del pueblo, la dama ninfómana que pide recato, pero no tiene reparos en enseñarle las bragas al padre Feliciano para ofrecérsele; la adúltera que reclama fidelidad; el pederasta que demanda respeto; el explotador que exige justicia, todos ellos engloban a través de un microcosmos el estado de la sociedad. Además cada uno sabe que tiene cola que les pisen y aún así son capaces de tirar la primera piedra. Esto cambia momentáneamente, cuando Matea anuncia a la comunidad que sabe cada uno de sus pecados y secretos, es así como a través de uno de los personajes, el de Leonor Llausás, presenciamos que por morbo y poder, quiere comprar los secretos de confesión con Matea, al obtener una negativa como respuesta y utilizando un mecanismo de defensa, todos tacharán de loca a Matea, para así mantener su reputación ante los ojos de ellos mismos sin tener que bajar la cabeza o ser motivo de comidilla, pues hay de pecados a pecados, restaurando así una aparente armonía.


Los temas considerados como “sácrilegos”, ya habían sido expuestos en cintas anteriores, podemos citar “Satanico Pandemonium (La sexorcista), dirigida por Gilberto Martínez Solares en 1975, la cual exponía la  trama de una novel monja tentada por el diablo, incitando la lujuria, la expiación y lo impío con sus compañeras, llevándolo al lesbianismo surreal. Pese a lo punzante de lo expuesto, la cinta se podría definir como una visión  fantasiosa, es decir no fungió como denuncia mas bien como una tentación diabólica que repercutió en el desenlace de la protagonista.

Durante su año de realización, en pleno sexenio de José López Portillo, la cinta no pudo ser exhibida ya que la entonces  titular de la naciente Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía, Margarita López Portillo, no concedió los permisos. Con respecto a este acontecimiento Ripstein recuerda “Margarita López Portillo me dijo la frase que yo pensé nunca oír en mi vida y era que el pueblo mexicano no estaba preparado para ver esta película. A final de cuentas la prohibió no la dejó”, acotó.

Transcurrieron seis años para que la cinta saliera a la luz pública, luego de los cambios políticos y culturales en el que los poderes cambiaron, sin embargo a pesar de esto la cinta fue proyectada con ciertos cortes, debido a la orden del mandatario de cinematografía en turno, hecho que al hijo de Alfredo Ripstein no le cayó muy en gracia.
“Cuando entró Aberto Isaac a cinematografía, amigo de Miguel de la Madrid, le dieron el puesto y permitió que saliera con cortes.El que pensé que era amigo y que estaba de este lado del escritorio, siempre no fue así. Es más lamentable que Alberto Isaac me haya cortado un par de escenas a que Margarita me la haya prohibido, porque él era compañero, era de nuestro lado, Margarita era la autoridad y hermana del presidente, lo que fuera. Es mucho más lamentable que Isaac haya ejercido ese poder nefasto y abyecto” subrayó.

“2000 años de represión sexual se vienen abajo cuando aparece La viuda negra”, “Sucumba ante la tentación de ver ASÍ a Isela” fueron las citas que acompañaron al estreno del filme que data de un 18 de agosto de 1983, en cines como Regis, Savoy y Mexico, Madrid, Premiere, Nacional, Marina, Carrusel, C. Piscis, Vallejo Lindavista 2, Tauro, Plaza Aragón 1 y Nezahualcóyotl, y a pesar de  haber sido autorizada por la gente concerniente y competente al respecto, el pueblo mexicano también hizo latente su inconformidad, así lo manifiesta Isela Vega.
“Claro, hubo mucha censura, eran de irse a colar a la fila, eran estas sectas que hay, decían que esa cinta atentaba contra la moral cristiana, como si Cristo hubiera tenido moral, él era justo nada más, era un hombre de libertades y que defendía la libertad, sino no lo hubieran matado. Porque a los acomodaticios, los que hablan bien de los villanos a esos les va súper bien y los tienen protegidos a los que defienden los matan, ya lo vimos. Eran de meterse a las salas también con pancartas y le decían a la gente que se iban a condenar y la iglesia los iba a excomulgar”, refirió. En aquel momento otras de las ofertas fílmicas eran “Superman III”, Rollerball”, “La chica del adiós”, “El mundo según Garp” y se estrenaba con bombo y platillo “La gran aventura de los muppets”.

Con fecha del domingo 21 de agosto de 1983 en el periódico “El universal, el crítico Tomas Pérez Turrent escribió la siguiente crítica sobre el filme “Prohibida seis años por la era de las tinieblas que vivimos últimamente. Por la manera de contar una historia, dirigir a sus actores y evitar la demagogia. Ripstein confirma estar entre los poquísimos que se salvaron del cine mexicano”.

 Una vez vencidos los tapujos y la censura, la actriz de “Las apariencias engañan” afirma que “La viuda negra” es indispensable en su filmografía “Es una muy buena película, además me dieron un Ariel como mejor actriz por ella”. Además pese a las adversidades y disconformidades la gente nunca la atacó por este trabajo “No, nunca me pasó, tuve la fortuna de que me topé con gente afin a lo que yo pensaba”.







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