Cintas comerciales, de culto, mexicanas con anécdotas y reseñas de las mismas

domingo, 29 de julio de 2018

LOS CAIFANES




LOS CAIFANES

 Foto La crónica 


El frío que de noche sientes es por andar desperdiciada...

La noche, con su respectivo manto oscuro, es la encargada de albergar infinidad de historias y de diversión, también es capaz de hermanar a cualquiera que busque hacer una que otra “jalada”, tal es el caso de Los caifanes, definidos como “aquellos que las pueden todas”, un grupo bastante peculiar, el cual  conoce a dos jóvenes de clase alta con los que pasarán una noche de juerga como pocas. Es así como los convencionalismos sociales se rompen y los ricos convivirán con los pobres.

Lo antes escrito pertenece a la cinta “Los Caifanes”, un argumento de Carlos Fuentes y Juan Ibañez, quien también fungió como director. El filme rodado con ciertas dificultades, tanto para su realización como exhibición, vio por primera vez la luz un jueves 17 de agosto de 1967 en el Cine Roble, ubicado en paseo de la Reforma e Insurgentes norte, así como en el Mariscala y Estrella; la cartelera de ese entonces incluyó otros títulos como “Casino Royale”, perteneciente a la saga Bond, así como “La soldadera”, la cual dado su éxito se exhibió no sólo en el cine Alameda también en El carrusel;  “La Atlántida” también llegaba a cartelera,  bajo un formato de 70 milímetros. Con un costo por boleto de cuatro pesos, la audiencia mexicana atestiguó por primera vez la trama del Capitán Gato, El mazacote, El estilos, El Azteca, quienes en cofradía con Paloma y el arquitecto Jaime de Landa hicieron de las suyas y lograron romper los esquemas de lo antes establecido en el cine nacional, incluso los años y los críticos la catalogan como una de las cien mejores películas mexicanas.

La visita a un cabaret de mala muerte, el Géminis, en el que Paloma (Julissa) convive con las mujeres que talonean haciéndose pasar por una de ellas, entre la curiosidad por conocerlas, es el inicio de una travesía con varias tesituras. El vestir a la Diana cazadora, con un sostén y falda, es la broma que finalmente rompe el hielo entre ambos choques culturales. El encargado de perpetrar dicho acto es El azteca (Ernesto Gómez Cruz), quien reveló cómo consiguió tal proeza.

“El cine tiene muchos trucos, entonces subo con dificultades a la Diana, pero subí con escaleras, no es tan fácil, porque no creo sea posible subirse así, hay agua, ya arriba ya está seco, pero para ese plato enorme es difícil, fue por medio escaleras y cortes. La única satisfacción que tengo es que no creo que haya subido ninguno de mis compañeros actores de mis películas y yo hasta me atrevía a darle un beso y vestirla”, acotó.

Una vez vestida la dama, ubicada en Reforma, la noche continúa con diversión ataviada con  metáforas y  reflexiones en torno a la muerte, como ocurre en el funeral en el que se aprecian a todos acostados en su respectivo sarcófago. El jolgorio avanza pero también la intensidad de las bromas, hecho que lleva a este grupo a separarse en pares, durante algunas horas en la madrugada, para después reencontrarse. Estos  son los elementos de una velada bizarra que queda asentada en los anales de la cinematografía.


México en una laguna y mi corazón echándose clavados...

Con inquietudes de dar nuevos bríos y esperanza al cine mexicano se lanzó un concurso de guiones, organizado por la sección de Técnicos y Manuales del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC), en la que el guión de Carlos Fuentes y Juan Ibañez fue el ganador bajo la revisión del jurado,  conformado por  Salvador Novo (escritor e historiador), Fernando Macotela (escritor y guionista) y Juan J. Ortega (periodista, director y productor de cine). Pese al prestigio de la pluma de Fuentes, la película no conseguía su rodaje y luego de pasearse por diferentes manos la propuesta despertó el interés de los productores Pérez Gavilán y Mauricio Walerstein, quienes consiguieron el dinero. Pese a esto, las dificultados continuaron pues algunos miembros del sindicato de cine y actores, impidieron el rodaje durante cuatro días, hasta que los realizadores acudieron a las autoridades gubernamentales, las cuales dieron el visto bueno para realizar una filmación con  locaciones en el Distrito Federal, era el mes de diciembre de 1966.

“Era una etapa donde los sindicatos del STPC no admitían a nuevos elementos y las puertas estaban cerradas para los nuevos, escritores, directores, ese pienso yo fue el problema. A final de cuentas logramos hacer la película”, recuerda Ernesto Gómez Cruz en torno a las dificultades para rodar una cinta en aquellos tiempos cinematográficos.



Hay cosas que parecen viejas pero no lo son...

Un idioma entre lo populachero y lo poético, algunas escenas que pueden ser calificadas como oníricas,  además de una cinta dividida en capítulos, cinco para ser exactos, con continuidad y sin fragmentaciones en la narrativa, además de comenzar a explotar el soundtrack con música incidental y temas como “Fuera del mundo”, título tentativo de la cinta, son algunas de las innovaciones que aportó el filme en medio de una cinematografía en la que las historias eran rosas con musicales o comedias insulsas como “Juan Pistolas” o “Acapulco a go go”, entre otras.

Durante su estreno la cinta fue bien acogida por la crítica, así queda asentado el 19 de agosto de aquel año, en la sección de crítica escrita por Núñez y Lobaton para Excélsior, en la que se refiere lo siguiente “Representa el movimiento de recreación de nuestro cine. Tanto el tema, el argumento, la dirección y fotografía (de Fernando Colín) son algo nuevo y capaz de competir con los expresados por talentos de categoría internacional”. Casi medio siglo después de su estreno las referencias a la cinta continúan, y parte de su elenco, pese a todo lo que han hecho, consideran a “Los Caifanes” como su obra cumbre, tal es el caso de Julissa, en el papel de Paloma, quien representa con este papel el liberalismo y rebeldía de la mujer en un grupo de hombres. Precisamente la actriz  manifestó el cariño y la importancia que le tiene a la cinta, así como la amistad que mantuvo con Enrique Álvarez Félix, su pareja en el filme.

“Es el máximo momento para mí a nivel artístico, obviamente a nivel emocional uno totalmente está en otra onda cuando se es tan joven. Enrique y yo los dos teníamos muchos azotes, nos daba risa, porque cuando no estábamos filmando nos contábamos nuestras penas.Él fue un gran amigo mío, fue mi compadre, padrino de mi hijo Alejandro, lo quise mucho, tenía  un gran sentido del humor, como el de su madre, increíble”, enfatizó. Durante el año de su exhibición la actriz de “Amor libre”, dio a conocer que la cinta sería mostrada en uno de los festivales más importantes del mundo “El 24 saldré a Venecia para asistir al Festival de Cine donde se presentará mi película Los Caifanes, que no concursará, será invitada. Espero conocer gente muy increíble. Carlos Fuentes será jurado”, dijo a Excélsior, con fecha del viernes 18 de agosto de 1967.

Y es que para la también cantante, Carlos Fuentes, quien también fuera su padrastro, fue una persona primordial y de gran relevancia en su carrera “Todo lo que tuve que ver con Carlos fue mágico para mí, fue muy importante, su amistad, su compañía, la gente que lo seguía a todas partes. Fue una época increíble, íbamos juntos a galerías, yo era prácticamente de los más chicos de esa generación, cuando se fue a vivir fuera se deshizo ese grupo”, remarcó.

Ernesto Gómez Cruz, quien encarna al Azteca, también le tiene una estima especial a esta cinta “Fue mi primer película, yo venía de estudiar teatro, no había hecho nada en cine y de ahí ya no me moví. Llegó de milagro la cinta, nunca me imaginé en la pantalla. Saliendo de la escuela, literalmente, salía de los habituarios, había terminado mi tiempo de tres años de colegiatura, yo quería cinco, no fue posible, me dieron el ultimatum para que dejara vacante mi lugar para otros becarios. Ahí me encuentro con Sergio Jiménez, que en paz descanse el amigo, y me dijo que venía por mí porque estaba metido en una película pero faltaba un personaje. Él me llevó con Juan Ibañez, le llevé unas fotos hechas por mí, con líquido, manchadas, y le gustaron a Juan, y creo que ese fue motivo para que me quedara en la cinta”, reveló.

La vida es la metáfora del hastío...

Un choque cultural y todo un cuestionamiento sobre la lucha de clases es lo que nos aborda la cinta de Juan Ibañez, en la que si bien ambos grupos, ricos y pobres, se unen para tener una noche de juerga los conflictos también surgen. Aunque el desparpajo y la desfachatez se manifiesta en estos mecánicos de Toluca denominados Los caifanes, también hay cierto pesar en sus existencias. En la otra cara de la moneda,los jóvenes nice se ven inmiscuidos en la despreocupación y lo superficial de las apariencias. La fusión de ambas vertientes engloba la hegemonía y poder de la case acomodada, aquellos que sí tienen un nombre y algo que perder en comparación con sus “amigos” de una noche. Pero ojo a pesar del poder adquisitivo que simbolizan jamás pusieron un centavo en esta noche de desparpajo. Lo referido queda asentado en una de las secuencias finales del filme “Es muy fácil ser bravo, cuando no se tienen nada que perder, ustedes ni nombre tienen.....mugrosos sin nombre”, refiere El arquitecto Jaime de Landa.  Acto seguido y luego de apaciguar las fricciones, el Capitán Gato “Ya vámonos joven, pero se le olvidó pagar, ¿qué ya se arrepintió de invitarnos? o se acostumbró a que nosotros siempre paguemos”.

“Los Caifanes” marcó el rumbo de nuevas formas de hacer cine en nuestro país en el que los burgueses y la clase obrera, contiene la lucha de ideas y de poder, enmarcadas por   secuencias y diálogos de antología. En aquel año la industria fílmica sólo produjo 35 filmes, los cuales fueron catalogados como insuficientes.

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